NOCTURNO
Cuando tanto se sufre sin sueño y por la sangre se escucha que transita solamente la rabia, que en los tuétanos tiembla despabilado el odio y en las médulas arde continua la venganza, las palabras entonces no sirven: son palabras.
Balas. Balas.
Manifiestos, artículos, comentarios, discursos, humaredas perdidas, neblinas estampadas. ¡qué dolor de papeles que ha de barrer el viento, qué tristeza de tinta que ha de borrar el agua!
Balas. Balas.
Ahora sufro lo pobre, lo mezquino, lo triste, lo desgraciado y muerto que tiene una garganta cuando desde el abismo de su idioma quisiera gritar lo que no puede por imposible, y calla.
Balas. Balas.
Siento esta noche heridas de muerte las palabras
sábado, 27 de septiembre de 2008
Nocturno Rafael Albertí
viernes, 26 de septiembre de 2008
Distancia
A lo largo de la noche,
parpadea
en un rincón lejano del cielo
una estrella vigilante,
observando la laguna de la tierra
me ve maravillada y comprensiva
luchando contra las particularidades
de mis mundos oscuros...
aunque inutilmente; aunque en vano.
Y tú,
bajo un techo conmigo
y a una distancia incomparablemente más corta
que la que nos sepra a mí y a mi estrella,
¡pareces estar muchísimo
mas distante!
Nahid kabiri, Irán
parpadea
en un rincón lejano del cielo
una estrella vigilante,
observando la laguna de la tierra
me ve maravillada y comprensiva
luchando contra las particularidades
de mis mundos oscuros...
aunque inutilmente; aunque en vano.
Y tú,
bajo un techo conmigo
y a una distancia incomparablemente más corta
que la que nos sepra a mí y a mi estrella,
¡pareces estar muchísimo
mas distante!
Nahid kabiri, Irán
miércoles, 17 de septiembre de 2008
Las mil capuchas de mi país
Gigantesca marcha de estudiantes de las universidades publicas en apoyo al rector de la Distrital, Carlos Ossa ,que en el dia de hoy (17 de Septiembre) se encuentra en el concejo capitalino dando explicaciones por la presencia de encapuchados en su universidad.
El concejal Felipe Ríos de Cambio Radical se encapucho para preguntarle a la plenaria sino se sentía intimidada, como siempre en esta tierra tiembla y hay quienes en el momento exacto del terremoto creen que lo correcto no es reguardase sino preguntarse por el epicentro. A manera de aclaración resulta que lo importante no es cuestionarse porque los estudiantes preservan su vida con una capucha sino si la capucha intimida.
País de encapuchados
Por: Reinaldo Spitaletta
UNOS ENMASCARAN SU ROSTRO Y otros el lenguaje. El verdugo cubre su cara quizá por vergüenza de sí mismo; el estudiante (¿disfrazado de comunista?), tal vez por miedo a la represalia. O porque sus ideas no son claras. El poder, porque es una de sus estrategias: embozar las palabras, decir cosas para hacer lo contrario. Por ejemplo, si habla contra la “politiquería y la corrupción”, su práctica será precisamente politiquera y corrupta.
A veces, el poder no requiere capuchas, sino balas. O, en casos menores, sobre todo si se trata de desplazar desplazados de una zona exclusiva de Bogotá, un bolillo, o una carga de “robocops”. O arrebatarles los bebés a los manifestantes. Decía Frey Beto que los pobres huelen mal, tienen mal gusto, pero son víctimas de una o muchas injusticias, y por eso hay que estar con ellos. Con o sin máscaras antigases.Colombia está llena de encapuchados. Como los expertos en montar “falsos positivos”, o los que con discursos efectistas intentan tapar la pobreza y el desamparo. E invisibilizar a las víctimas. Hay encapuchamientos cuando se reforma un “articulito” de la Constitución y se apela a la compra de votos, de conciencias, hay feria de notarías, y se comete cohecho. O cuando pese a las cámaras entran a la “Casa de Nari” reconocidos delincuentes.Mejor dicho, habitamos en el país de los enmascarados cual luchadores mexicanos y de los enmascaramientos. ¿Qué ha sido la parapolítica o el parauribismo? Un encapuchamiento de políticos aliados con el paramilitarismo. Y el régimen es experto en tales ocultamientos. Así, los corifeos del príncipe no hablan de desplazados (hay cuatro millones en Colombia) sino de “migrantes” o advierten, sin sonrojo, que ya no hay paramilitarismo. País de hadas.Hay encapuchamiento cuando se asesinan campesinos y se muestran como dados de baja en combate, con el escapulario de guerrilleros. ¿Cuándo les quitarán las capuchas a los “seis notables” de los que habló Carlos Castaño y que ampararon el paramilitarismo? ¿Cuándo se sabrá cuáles son los industriales y patriarcas que financiaron cruzadas de muerte y desolación en Colombia?Hay encapuchados por doquier. Unos se ponen máscara de fiscal y se dejan seducir por los oropeles de algún mafioso; otros, encapuchan sus palabras, asumen tono de seminarista, utilizan diminutivos y eufemismos, como mecanismo para ocultar sus propósitos autoritaristas o su predilección por las transnacionales y los magnates. ¿Qué oculta la palmicultura? ¿Qué busca un empresario cuando dice que hay que reelegir al Presidente? ¿Qué disimula un presidente cuando dice que no quiere referendo sino que se apruebe la reforma a la justicia?Las instituciones están narcotizadas. La corrupción con capucha y sin ella contamina congresistas, militares, fiscales. Y volviendo al caso de los desplazados del Parque de la 93, que no estaban encapuchados, que sus rostros de desespero mostraban la angustia del desarraigado, que no eran propiamente “migrantes” ni turistas, que protestaban contra las promesas incumplidas, ¿cuál era su delito? Bueno, afeaban un sector de gente linda, se volvían visibles con sus enfermedades y despojos, a lo mejor tenían pinta de subversivos, por aquello de que la pobreza es la peor arma de destrucción masiva.Aquí también hay encapuchados como los del Ku Klux Klan y otros que en sus palabras, a veces seductoras, ocultan sus reales intenciones. Siempre hay que sospechar de alguien que dice estar “pensando en los intereses superiores de la patria”, y sobre todo cuando esos intereses no coinciden con los del destechado ni con los del mendigo.Hubo en los setenta, en la U. de A., un estudiante jorobado y enano que en las asambleas salía encapuchado. Era un rey de burlas: todos lo reconocían. Hoy, menos mal, ya mucha gente comienza a empelotar a los encapuchados del poder. Son fáciles de identificar.
El concejal Felipe Ríos de Cambio Radical se encapucho para preguntarle a la plenaria sino se sentía intimidada, como siempre en esta tierra tiembla y hay quienes en el momento exacto del terremoto creen que lo correcto no es reguardase sino preguntarse por el epicentro. A manera de aclaración resulta que lo importante no es cuestionarse porque los estudiantes preservan su vida con una capucha sino si la capucha intimida.
País de encapuchados
Por: Reinaldo Spitaletta
UNOS ENMASCARAN SU ROSTRO Y otros el lenguaje. El verdugo cubre su cara quizá por vergüenza de sí mismo; el estudiante (¿disfrazado de comunista?), tal vez por miedo a la represalia. O porque sus ideas no son claras. El poder, porque es una de sus estrategias: embozar las palabras, decir cosas para hacer lo contrario. Por ejemplo, si habla contra la “politiquería y la corrupción”, su práctica será precisamente politiquera y corrupta.
A veces, el poder no requiere capuchas, sino balas. O, en casos menores, sobre todo si se trata de desplazar desplazados de una zona exclusiva de Bogotá, un bolillo, o una carga de “robocops”. O arrebatarles los bebés a los manifestantes. Decía Frey Beto que los pobres huelen mal, tienen mal gusto, pero son víctimas de una o muchas injusticias, y por eso hay que estar con ellos. Con o sin máscaras antigases.Colombia está llena de encapuchados. Como los expertos en montar “falsos positivos”, o los que con discursos efectistas intentan tapar la pobreza y el desamparo. E invisibilizar a las víctimas. Hay encapuchamientos cuando se reforma un “articulito” de la Constitución y se apela a la compra de votos, de conciencias, hay feria de notarías, y se comete cohecho. O cuando pese a las cámaras entran a la “Casa de Nari” reconocidos delincuentes.Mejor dicho, habitamos en el país de los enmascarados cual luchadores mexicanos y de los enmascaramientos. ¿Qué ha sido la parapolítica o el parauribismo? Un encapuchamiento de políticos aliados con el paramilitarismo. Y el régimen es experto en tales ocultamientos. Así, los corifeos del príncipe no hablan de desplazados (hay cuatro millones en Colombia) sino de “migrantes” o advierten, sin sonrojo, que ya no hay paramilitarismo. País de hadas.Hay encapuchamiento cuando se asesinan campesinos y se muestran como dados de baja en combate, con el escapulario de guerrilleros. ¿Cuándo les quitarán las capuchas a los “seis notables” de los que habló Carlos Castaño y que ampararon el paramilitarismo? ¿Cuándo se sabrá cuáles son los industriales y patriarcas que financiaron cruzadas de muerte y desolación en Colombia?Hay encapuchados por doquier. Unos se ponen máscara de fiscal y se dejan seducir por los oropeles de algún mafioso; otros, encapuchan sus palabras, asumen tono de seminarista, utilizan diminutivos y eufemismos, como mecanismo para ocultar sus propósitos autoritaristas o su predilección por las transnacionales y los magnates. ¿Qué oculta la palmicultura? ¿Qué busca un empresario cuando dice que hay que reelegir al Presidente? ¿Qué disimula un presidente cuando dice que no quiere referendo sino que se apruebe la reforma a la justicia?Las instituciones están narcotizadas. La corrupción con capucha y sin ella contamina congresistas, militares, fiscales. Y volviendo al caso de los desplazados del Parque de la 93, que no estaban encapuchados, que sus rostros de desespero mostraban la angustia del desarraigado, que no eran propiamente “migrantes” ni turistas, que protestaban contra las promesas incumplidas, ¿cuál era su delito? Bueno, afeaban un sector de gente linda, se volvían visibles con sus enfermedades y despojos, a lo mejor tenían pinta de subversivos, por aquello de que la pobreza es la peor arma de destrucción masiva.Aquí también hay encapuchados como los del Ku Klux Klan y otros que en sus palabras, a veces seductoras, ocultan sus reales intenciones. Siempre hay que sospechar de alguien que dice estar “pensando en los intereses superiores de la patria”, y sobre todo cuando esos intereses no coinciden con los del destechado ni con los del mendigo.Hubo en los setenta, en la U. de A., un estudiante jorobado y enano que en las asambleas salía encapuchado. Era un rey de burlas: todos lo reconocían. Hoy, menos mal, ya mucha gente comienza a empelotar a los encapuchados del poder. Son fáciles de identificar.
lunes, 15 de septiembre de 2008
A la espera
Me elevo con las alas del entusiasmo, llevo el mundo a mis pies, firme voy por la vida, tengo miedo y a cada instante vocifero frialdad, escondo mi debilidad en los viejos anaqueles pero ella no se queda allí, sale y camina a mi lado recordándome que soy prisionero del mundo y que nunca podre escapar de èl, cada día es una nueva suma a lo que soñé nunca ser, se acerca veloz la tristeza de partir para el lugar no querido por la búsqueda de unos pesos y un mañana que no se si vendrá, vi ayer que la forma de vencer la muerte es perpetuando la especie, yo solo aspiro a ser vencido lo antes posible.
La vida nos niega la valentía, a unos, de morir el día elegido pero nos premia con la certeza de saber que algún día ella tomará la decisión por nosotros
La vida nos niega la valentía, a unos, de morir el día elegido pero nos premia con la certeza de saber que algún día ella tomará la decisión por nosotros
domingo, 14 de septiembre de 2008
Solidaridad Bolivia
Matan los hermanos en Bolivia como mueren en Colombia, hay a unos que les duelen los colombianos pero no los otros y hay a otros que no les duelen ningunos, aplican la tesis que hace mella en las colonias conversadoras “si los matan es por algo a nadie lo matan rezando”, pues esta como todas las reglas tiene su excepción y muchas veces las excepciones son mayores que la “regla” pero por algún extraño recurso comunicativo se impone la “regla”, a monseñor Romero si lo mataron rezando; pero no voy a debatir hoy cosas superfluas como el sexo de los ángeles, por mi pueden ser mariquitas si les place. Hay un sueño que camina por América latina es el que quieren matar, pero ya la historia ha enseñado bastante y hay optimismo en nosotros por eso desde todos los confines ¡solidaridad Bolivia!, hoy somos mas, Cuba, Venezuela, Ecuador, Guatemala, Paraguay, honduras, Brasil, y hombres libres de todo el mundo gritan a una sola voz no volverán. La unidad va sembrando caminos de victoria.
sábado, 13 de septiembre de 2008
¿Es la vida un dato?
41 abrazos, un corazón, 204 amigos. Se tarda uno un siglo en escribir a lo desconocido, hay un serio problema cuando se toma la vida en serio. Sobre lo no conocido solo se tejen mitos, que mas tarde derriba con crueldad la implacable pero siempre necesaria verdad.
204 es mucho
5 es menos
Y 1 quizás ninguno.
Son 6 500 millones los seres humanos,
Siempre mal contados,
Estrategia que esconde la cobertura y desdibuja la pobreza,
Es la matemática al servicio de los privilegiados.
24 son las horas del día,
Hay días inmensamente largos que tiene mas horas
Otros cómodamente placenteros y fugaces.
Es recomendable dormir 8 horas,
En las noches de insomnio no se duerme ninguna,
Pobres desempleados mitigan el hambre con sacol y sueño y duermen más.
Cifras, números, ¿es la vida un dato?
Esta feliz el niño porque aprende a contar hasta 10, yo estoy triste porque hay quienes vuelven la vida número y en la fría tumba, ya en silencio cuando nada existe, siguen contando los años que llevan muertos pero suman a la ecuación los que nunca vivieron.
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